El falso incendio del Museo del Prado en 1891
Durante sus casi 200 años de vida, el Museo Nacional del Prado ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos y cambios sociales acaecidos en nuestro país. Hace algún tiempo dedicaba un artículo a diversas curiosidades acontecidas en la pinacoteca y hacía alusión al episodio del falso incendio que se producía en el inmueble en 1891.
En esta ocasión les ofrezco un relato más ampliado del mismo ¿qué sucedió realmente? ¿por qué un periodista se inventó semejante historia? ¿qué pretendía?

-Un museo que no solo alojaba las colecciones reales
El 25 de noviembre de 1891, el periodista Mariano de Cavia publicaba en el diario El Liberal bajo el titular “La catástrofe de anoche: España está de luto. Incendio en el Museo de Pinturas”, una noticia relacionada con un pavoroso incendio que se había producido la noche anterior en uno de los desvanes del entonces Real Museo de Pinturas y Esculturas de su Majestad, hoy Museo del Prado.
“A las dos de la madrugada, cuando ya no nos faltaban para cerrar la presente edición más que las noticias de última hora que suelen recogerse en las oficinas del Gobierno civil, nos telefoneaban desde este centro oficial con las siguientes palabras siniestras y aterradoras:El Museo del Prado está ardiendo ¡Ardiendo el Museo del Prado!

La noticia se difundió por todo Madrid y la gente comenzó a acercarse hasta el Museo del Prado para comprobar el desastre que había ocasionado el incendio. Según el articulo de Cavia mientras los madrileños se dirigían hacia el museo con la esperanza de que los daños no fuesen muy grandes comentaban:
— ¡Qué desdicha! ¡Qué catástrofe! ¡Pobre España!.¡Perdemos lo único que aquí tenemos presentable!

El artículo continuaba dando detalles de la catástrofe apuntando a que no solo ardía una de las alas del museo sino que estaba ardiendo todo el edificio y que se trataba de una desmembración de la patria.
Ante semejante panorama se intentaron salvar algunas obras y como bien apuntaba el articulista, no solo colaboraron soldados sino que algunas personas se precipitaron hacia el interior del edificio:
“Algunas personas lloraban, otras se precipitaban hacia el edificio, siguiendo a los soldados que llegaban de los próximos cuarteles de los Docks. Por la puerta central salían algunos hombres arrastrando lienzos—tal ven los de menos valor, los menos interesantes—que habían logrado arrancar de los marcos, cortándolos con cuchillos y navajas”

La sorpresa de los madrileños llegó cuando al acercarse hasta el museo no vieron rastro alguno de incendio y es que, Mariano de Cavia se había inventando la noticia para llamar la atención sobre el estado ruinoso y de abandono en el que se encontraba la institución en el siglo XIX.

Aunque la noticia de Mariano de Cavia era falsa, en ella se recogía un problema que había que solucionar porque en cualquier momento podría producirse un incendio en su interior ya que los trabajadores vivían y cocinaban en hornillos en los desvanes del museo.
“Parece que el fuego se inició en uno de los desvanes del edificio, ocupados, como es sabida, a ciencia y paciencia de quien debía evitarlo, por un enjambre de empleados y dependientes de la casa”
Si bien Mariano de Cavia estaba inventándose el episodio, lo cierto es que en el mes de julio de 1891 se habían producido dos pequeños incendios en la pinacoteca por lo que existían antecedentes.

-¿Por qué Mariano de Cavia se inventó la noticia?
Al día siguiente un nuevo artículo de Mariano de Cavia titulado ‘Por qué he incendiado el Museo del Prado’ veía la luz en El Liberal. En él el periodista explicaba que lo que había pretendido con su alarmante artículo del día anterior, era hacer una crítica de la situación en la que se encontraba el museo y sacar los colores al Gobierno del momento.

Asimismo el periodista enumeraba en su artículo algunos incendios en monumentos acaecidos tiempo atrás como el del Álcazar de Segovia, el de la Armería Real o el del Monasterio de Escorial. Citaba además episodios como el derrumbe del transepto de la Catedral de Sevilla o el daño que en 1874 sufrió el lienzo de San Antonio de Padua conservado en dicha catedral (más información AQUÍ).
«Mi artículo de ayer inspirado en lo que aquí está pasando todos los días y en lo que aquí puede pasar a todas horas, no es una broma, ni un camelo ni es una originalidad»

Sin ninguna duda la invención del periodista había evitado una catástrofe futura por lo que puede decirse que salvó la pinacoteca de las llamas.

Los políticos del momento, entre ellos Aureliano Linares Rivas que ostentaba el cargo de Ministro de Fomento, tomaron cartas en el asunto y se acercaron hasta el museo el día 28 de noviembre de 1891 revisando las instalaciones y ordenando, entre otras cosas, que se vaciasen los depósitos de leña, que se empleasen linternas en lugar de velas y que se desalojasen los desvanes donde cocinaban los empleados.

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