Un recorrido histórico por la Plaza de la Paja
Hoy en día se trata de una de las plazas más agradables de la ciudad en las que los madrileños y visitantes se sientan en las terrazas para tomar algo. Pero quizás no es por todos conocido que esta plaza en la época medieval era el verdadero corazón de la villa ya que era la plaza del mercado. Hasta ella se acercaban los habitantes de la villa para comprar hasta que esta función se trasladó a la cercana Plaza del Arrabal que es el antecedente de nuestra Plaza Mayor.
Vista de la Plaza de la Paja en 2016. Foto propia.
Es Isabel de Gea, una de las autoras con más libros sobre Madrid, quién apunta a que el nombre de la plaza se debe a la paja que se vendía en este lugar y que se entregaba como diezmo al cabildo de la Capilla del Obispo. Con esta paja los capellanes alimentaban las mulas que empleaban para pasear.
La Plaza de la Paja hacia 1930. Foto del Servicio Fotográfico Municipal. Fuente: Memoria de Madrid.
La Capilla del Obispo es una de las joyas artísticas que conserva Madrid. Nada en su exterior parece atisbar lo que en su interior se oculta. El edificio fue mandado erigir por Francisco de Vargas en 1520 y fue finalizada por su hijo, don Gutiérrez de Vargas y Carvajal, Obispo de Plasencia en 1535 quien da nombre a la misma. Pocos saben que hasta 1622, fecha de su canonización, los restos de San Isidro que era asiduo a este templo descansaron en su interior.
Se trata de una capilla de trazas góticas y con decoración renacentistas que cuenta con dos cenotafios laterales realizados en alabastro por el escultor y discípulo de Alonso Berruguete, Francisco Giralte. El mismo escultor fue el autor del retablo que preside el ábside de la capilla.
Interior de la Capilla del Obispo. Fotografía propia
La capilla estuvo durante muchos años cerrada y se nos privó de este rico patrimonio. Su suerte cambió en el año 2006 cuando se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas en su interior en el contexto de la restauración auspiciada por el Gobierno Regional y salieron a la luz diversos enterramientos y restos de lo que parece ser un qnat de época andalusí y que es muy parecido al que se encuentra a pocos metros en la Plaza de los Carros.
Dada la importancia de esta plaza no es raro que en ella se encontrasen las residencias de las principales familias nobiliarias durante el periodo medieval. Fueron muchas las que se asentaron aquí y edificaron sus residencias. De entre ellas podemos destacar a los Lasso de Castilla, los marqueses de la Romana, los Vargas o los del Infantado, entre otros.
Vista de la capilla del obispo y de la Iglesia de San Andrés desde una vivienda cercana. Fotografía cedida por @pintpint
Uno de los palacios más importantes por su relevancia histórica fue el de los Lasso de Castilla, que se comunicaba con la Iglesia de San Andrés a través de un pasadizo voladizo que los Reyes Católicos mandaron construir ya que cuando venían a Madrid se alojaban en este palacio. Además de ellos se alojaron otros miembros de la familia real como Juana de Castilla o el mismísimo Cardenal Cisneros.
Este pasadizo les servía para trasladarse desde sus aposentos a su tribuna en la iglesia de San Andrés y escuchar la misa diaria. Hoy en día, una placa cerámica en el lateral de la iglesia hace alusión a este episodio.
Pero además estaba el Palacio de los Vargas en lo que actualmente se corresponde con el número 4 y que hoy en día se trata de un edificio que está muy reformado y acoge un centro de secundaria. En origen fue residencia de esta importante familia nobiliaria, para quién trabajaba el patrón de Madrid, San Isidro. Además, en la segunda mitad del siglo XIX fue café y teatro, imprenta y en uno de sus pisos tuvo lugar la que es la primera estafa piramidal de nuestra historia, la que puso en marcha desde su oficina la hija de Larra, Baldomera Larra.
La de la Paja, hoy en día es una plaza muy animada llena de bares y restaurantes donde han tenido y tienen lugar numerosos rodajes de cine y festejos como los asociados a la verbena de la Paloma. No queda nada de su pasado comercial con tabernas, artesanos y tiendas de barrio. El siglo XXI se está llevando por delante la idiosincrasia del centro de Madrid y a sus vecinos sin que nada haya hecho ni parezca que se vaya a hacer nada.
Fotografía de 1920 realizada por Manuel Amuriza en la Plaza de la Paja. Museo de historia de Madrid. Fuente: Memoria de Madrid.
El escritor Rodrigo Avia en el libro dedicado a sus padres ‘La Casa de los Pintores’ relata como su padre, Lucio Muñoz, acudía a la Plaza de la Paja a comprar las maderas para sus lienzos a un carpintero que tenía su taller en el bajo de la capilla del Obispo. Uno de los últimos testigos de este pasado comercial de matiz más popular era una papelería llamada BASE que estuvo ahí hasta hace algo de dos años y que ha sido sustituida por una floristería. Afortunadamente siempre nos quedarán las fotos….
Papelería BASE en la Plaza de la Paja en una fotografía que realicé en 2017. Fotografía propia.
Otro de sus encantos, uno de mis preferidos por cierto, es el pequeño jardín que se esconde tras un muro de ladrillo. Me refiero al jardín del Palacio del Príncipe de Anglona, un pequeño vergel que data del siglo XVIII pero que su apariencia actual se corresponde a la restauración se llevó a cabo en 2002 por la paisajista Lucía Serredi.
Jardín del Palacio de Anglona. Foto propia
Jardín del Palacio de Anglona. Foto propia
En 2022 se llevó acabo una reforma en la zona que trajo consigo nuevo adoquinado, nuevos bancos de madera y unos extraños pilares que suscitaron muchos comentarios entre los vecinos de la zona. A los meses sabíamos que se trataba de un alarde de creatividad municipal destinada a refrescar la zona en los meses de más calor….
El denominado “jardín de lluvia” de la Plaza de la Paja. Fotografía propia.
