Ayer tuvo lugar una jornada de puertas abiertas al frontón Beti-Jai en Chamberí y pudo verse el estado del edificio tras las obras de consolidación.
A finales del siglo XIX la pelota vasca gozaba de gran popularidad en Madrid y fueron varios los frontones que se levantaron a lo largo de la ciudad. Pero ¿cómo se desarrolló en la corte el gusto por este espectáculo?
Parece que el interés por este deporte en nuestra ciudad encuentra su origen en la costumbre que tenía la realeza de finales del siglo XIX y principios del XX de pasar sus vacaciones estivales en San Sebastián.

Fue en la bella Doností donde surgió la afición de aristocracia por el juego de la pelota vasca y se lo trajeron a Madrid propiciando la construcción de varios frontones por la ciudad. El primero se construyó en 1891 en la calle Alfonso XII a pocos metros del Retiro y se llamaba Jai-Alai que significa fiesta alegre en euskera.

Tras este se fueron construyendo paulatinamente otros como el frontón ‘Fiesta Alegre’ en Arguelles ‘Beti – Jai’ en Chamberí, ‘El Madrileño’ en Núñez de Balboa, ‘El Retiro’ en Menéndez Pelayo o el ‘Frontón Madrid’ en la calle Doctor Cortezo, que fue el último en desaparecer.


-El Beti- Jai, la capilla sixtina de la Pelota vasca
El Beti-Jai fue encargado por empresario José Arana al arquitecto Joaquín Rucoba que lo construyó entre 1893 y 1894 que edificó elfrontón siguiendo los estilos arquitectónicos de moda del momento: el neomudéjar, el eclecticismo y la arquitectura del hierro y cristal tan característica de las postrimerías del XIX.

La cancha, de 67 metros de largo, 20 de ancho y 11 de alta, se construyó al aire libre y alrededor de ella se dispusieron las gradas que dibujan una planta semi-eliptica.

El Beti-Jai abrió sus puertas el 29 de mayo de 1889 siendo el mayor de todos los frontones contando con un aforo para 4000 personas. Estuvo en funcionamiento como frontón hasta el año 1918, momento en el que dado el declive del deporte celebró su último partido y cerró sus puertas.

A partir de esa fecha, pasó de mano a mano, albergando un taller de coches, una comisaría de policía, un taller de objetos de escayola y cartón piedra o un garaje. Aunque después cayó en el olvido y el edificio fue viendo degradada su arquitectura, el hecho de que estuviese techado propició que no se perdiese del todo.
En 1991 fue declarado monumento nacional y en 2011, Bien de Interés Cultural.

En el año 2015 fue expropiado por el Ayuntamiento, invirtiendo en su consolidación 4.9 millones de euros. Ayer el Ayuntamiento abrió el edificio a los ciudadandos en una pequeña jornada de puertas abiertas y así es como pudimos ver este fantástico edificio y disfrutar con su espectacular graderío con columnas de fundición, su imponente cancha, sus bonitas marqueterías y su fachada neomudéjar.


Ahora queda esperar a que se finalicen los trabajos de restauración, se han guardado elementos orginales como marqueterías de ventanas o barandillas, y saber a qué uso destinarán en el nuevo consistorio el edificio.

Es importante señalar que ha sido la sociedad civil desde asociones como SALVEMOS EL BETI-JAI y MADRID CIUDADANÍA Y PATRIMONIO, quienes han posibilitado la recuperación de este edificio.
