La pequeña capilla que se encuentra en el lugar en el que se hallaba la cuadra donde San Isidro guardaba sus animales
Uno de los lugares menos conocidos en Madrid ligados a la figura de su patrón, San Isidro Labrador es una pequeña capilla que se encuentra en el corazón de La Latina y que se levantó en el lugar donde la tradición nos cuenta que Isidro guardaba sus bueyes de labranza entre los siglos XI y XII.
Dicha capilla, de apenas 42 metros cuadrados, se encuentra en la planta baja de un edificio de finales del siglo XIX de la calle Pretil de Santiesteban nº 3. Al viandante nada le indicará que en ese lugar se encuentra una pequeña y coqueta capilla dedicada a San Isidro, y tan solo el día 15 de mayo podrá conocer su interior.
-De cuadra medieval castellana a capilla
La tradición nos cuenta que don Juan de Vargas, señor para el que trabajaba Isidro, tenía unas cuadras en las que el labrador guardaría los bueyes tras su jornada laboral en las haciendas de su señor en las orillas del Manzanares.
Llegado el siglo XIV los Vargas fundarán su propio Mayorazgo para que se así se perpetúe el patrimonio de la familia entre sus sucesores. En lo que concierne a este espacio de la calle Pretil de Santiesteban, quedaría recogido ante notario la transmisión de la mismo.
Tras el fallecimiento de San Isidro y su posterior canonización en el siglo XVI, se levantaría una pequeña capilla en el siglo XVII bajo el mandato de los López de Zárate y Vargas pasando de padres a hijos llegando hasta nuestros días.
La última heredera y propietaria fallecía hace un par de años siendo los actuales custodios de la capilla la Real, muy ilustre y Primitiva Congregación de San Isidro de Madrid
-El interior de la capilla de la cuadra de San Isidro
La actual capilla se encuentra embutida en los bajos de un edificio de 1856 proyectado por Antonio Herrera de la Calle. El espacio se asienta sobre el lugar que la tradición sitúa las cuadras de los Vargas siendo restaurado en estilo neogótico por Manuel Castellanos en 1856. Sería en esa restauración cuando se eliminasen los pesebres existentes.
En su interior podemos contemplar un retablo neoclásico en cuya hornacina central se sitúan dos tallas de San Isidro con los aperos de labranza, y Santa María de la Cabeza con los atríbutos de su milagro pasando el río Jarama hacia la ermita de la Virgen de la Piedad de Torrelaguna.
Completan el conjunto una imagen en madera de San José, posiblemente de finales del siglo XVI o principios del XVII, y una talla de la Inmaculada del XVIII, herencia de las hijas menores de los Vargas y que ha ido pasando de generación en generación.
En las paredes de la capilla se disponen una serie de lienzos del siglo XIX de Manuel Castellanos que narran algunos de los milagros atribuidos al santo, una copia del XIX del Cristo de Velázquez realizada por José de Santamaria en el Museo del Prado y cuadros de la familia de los Vargas como el que representa a Don Diego de Vargas Zapata Luján y Ponce de León.
Se completa la decoración de este pequeño espacio de oración con vidrieras de la casa Maumajean y lámparas y enseres del siglo XIX.
Conocí este espacio gracias al blog de David Gutiérrez, les recomiendo su lectura y acercarse hasta este espacio el próximo 15 de mayo
Sin más, se despide atentamente