La festividad de la Virgen de la Paloma trae todos los años la representación de la zarzuela homónima compuesta por Tomás Bretón a finales del siglo XIX
Corría la noche del 17 de febrero de 1894 cuando “la catedral del género chico” es decir el Teatro Apolo vivía el estreno de uno de los sainetes líricos más populares de la historia del género chico: ‘La Verbena de la Paloma’.
Ciento veintitrés años después, esta zarzuela no pierde fuelle y sigue representándose en los teatros al acercarse las festividades en honor a la virgen de la Paloma.

Hasta el 15 de agosto, la compañía Moncloa pone todo su arte en escena para representar en el Teatro de la Luz de Gran Vía, su adaptación de este clásico tan castizo. De todo el elenco sobresalen las interpretaciones de las sopranos Carmen Aparicio, en su papel de Señá Rita, Carmen Hevilla como Susana y el barítono Santos Ariño en su papel del boticario, Don Hilarión.
“Una morena y una rubia,
hijas del pueblo de Madrid,
me dan el opio con tal gracia
que no las puedo resistir” (Don Hilarión)

-Chulapas, serenos, boticarios, cajistas, alguaciles y mantones de la China
También llamada ‘El boticario y las chulapas y celos mal reprimido’ esta zarzuela se ambienta en el Madrid de las postrimerías del siglo XIX y nos lleva de viaje a las fiestas de la Paloma de la centuria pasada pasada.
“Por ser la Virgen de la Paloma, un mantón de la China-na me vas a regalar. Venga el regalo, si no es de broma, y llévame en berlina-na, al Prado a pasear”
Escrita por Ricardo de la Vega, basándose en una historia que le contó un oficial de imprenta o cajista, fue musicada por Tomás Bretón cosechando tal éxito que fue llevada en varias ocasiones hasta la gran pantalla.

Los personajes que desfilan en este sainete no son otra cosa que los arquetipos de aquel Madrid de finales del siglo XIX y de la Restauración Borbónica: chulapas y chulapos, boticarios, alguaciles,taberneros, mozos y serenos gallegos.

Todos estos personajes acuden a la Verbena de la Paloma en la noche del 14 de agosto para bailar en uno de los setenta y dos bailes que había, comer buñuelos o churros, beber agua de cebada, limonada o anís y dejarse caer por el Café de Melilla donde una cantaora seduce a los parroquianos con su arte.
En cuanto al argumento del libreto, éste pivota en torno a los celos. Es la joven chulapa Susana la que provoca en su enamorado, Julián, celos al comenzar esta a salir junto a su hermana con un boticario y viejo verde llamado Don Hilarión.
Las dos muchachas salen con el anciano influidas por su tía y por el interés ya que el boticario tiene recursos económicos para mantenerlas. Don Hilarión, encantado con su rubia y su morena, las lleva de paseo en su berlina, las colma de caprichos e incluso recupera los mantones de Manila que habían empeñado para que las jóvenes puedan lucirlos en la Verbena de la Paloma.

A pesar de que la Señá Rita intenta frenar a Julián, éste no puede reprimir sus celos y se genera una trifulca con golpes y riña en plena calle teniendo que intervenir las autoridades.
Finalmente Susana reconoce su amor por Julián y el inspector municipal que había acudido a poner fin a la trifulca, se dirige al público diciendo «Señores, háganme ustedes el favor de no armar otro escándalo en la verbena de la Paloma». Tras esto el coro finaliza el sainete entonando eso de: “por ser la virgen de la Paloma, un mantón de la china-na, te voy a regalar”
La Verbena de la Paloma
Hasta el 15 de agosto en el Teatro de la Luz (Gran Vía 66)
Duración: 120 minutos
Entradas: https://gruposmedia.com/cartelera/zarzuela-la-verbena-de-la-paloma-2017/
Sin más, se despide atentamente