Una plaza en la Morería madrileña: la plaza del Alamillo
Estamos ante una de esas plazuelas tan características del entramado de calles que conforman el llamado Barrio de la Morería, barrio en el que se asentó la comunidad mudéjar en el llamado Madrid cristiano. Bajo esta plaza discurren caminos subterráneos secretos que arrancan en la llamada Casa del Pastor.
A la Plaza del Alamillo se llega entrando por la diminuta calle homónima. Tiene esta plaza un nombre que atestigua su pasado medieval, y es que, toma su nombre del Tribunal árabe o alamil que aquí se encontraba y que administraba justicia en torno a la comunidad morisca. Cuando Alfonso VI entorno al 1083 conquista la ciudad, el vocablo árabe alamil evolucionó, fue cristianizado y derivó en alamillo.
Esta plaza fue de vital importancia en el Madrid antiguo, en ella no solo se ubicaba el alamil, sino que también se encontraba el Ayuntamiento y a consecuencia de ello, era el lugar de celebración de las fiestas populares.
Existe otra explicación mucho más simple y menos bonita acerca del origen de esta plaza. Algunos afirman que el nombre de esta plaza, deriva de un álamo existente en uno de los lados y que permaneció allí hasta el siglo XIX.
Yo como sereno de la Villa y Corte que anda de aquí para allá, y que ha leído mucho sobre las calles de esta ciudad, puedo deciros que me convence mucho más la primera de la teorías, me convence porque el sustrato árabe en nuestra ciudad está muy presente y me parece bastante lógica la derivación del vocablo. Atribuir a esta pequeña y bonita plaza, un pasado tan simple no me parece correcto.
La plaza hoy en día tiene poco de medieval, la verdad, lo único que nos puede recordar su pasado histórico es su trazado. La rodean bellos edificios del siglo XIX y XX, tiene bancos para sentarse y es uno de esos lugares que rezuman más tranquilidad en el corazón de la Villa.
Por último y a modo de curiosidad, os contaré que Pedro Almodóvar encontró en esta plaza la localización perfecta para ubicar la casa de Becky del Páramo (Marisa Paredes) en su película de 1991, Tacones Lejanos. Si sois seguidores del cineasta manchego este detalle no se os habrá escapado, si por el contrario no los sois, os animo a ver esta pequeña obra maestra de nuestro cine, y os invito igualmente a observar con detalle esta plaza