35 años de Cortylandia en Madrid
Calle Maestro Victoria s/n
Metro: Sol, Opera, Callao
De lunes a viernes:
Mañanas: 12, 13 y 14 horas; Tardes: 18:30, 19:30 y 21 horas.
Sábados, domingos y festivos:
Mañanas: 12:30, 13:30 y 14:30 horas; Tardes: 17, 18, 19, 20, 21 horas
“Cortylandia, Cortylandia, vamos juntos a cantar. Alegría en estos días porque ya es Navidad…”
El encendido del alumbrado navideño, los puestos de la Plaza Mayor, el olor a castañas y las pelucas de colores se han instalado en las calles de Madrid, ¿qué nos querrán decir? Pues fácil, la navidad ya está aquí y con ella llega uno de los clásicos navideños más asentados de la ciudad: Cortylandia
No hay niño madrileño que haya nacido alrededor de los 80 que no asocie sus navidades a Cortylandia. Creo que desde que tengo uso de memoria y era bien chiquitín no hay año que no acuda a ver este pequeño espectáculo de luz y color y es que, una navidad sin Cortylandia en Madrid, no es del todo una navidad.
35 años de Cortylandia
Cortylandia inició su andadura en el año 1979, sus ideólogos los dueños de un gran establecimiento decidieron crear un espectáculo lleno de luz, color y música para su acceso más olvidado, el de la calle Maestro Victoria. Con este espectáculo se aseguraban que el público entrase a su establecimiento para hacer sus compras navideñas y al mismo tiempo, dotaban a la ciudad de un atractivo más de cara a las navidades. Desde 1979, y sin faltar a su cita, año tras año este retablo navideño se instala en la fachada de este conocido centro comercial y alegra con su espectáculo a grandes y pequeños.
Durante los 35 años que lleva funcionando Cortylandia (¡casi ná!) son muchos los espectáculos que han pasado por esta conocida fachada. Cada año nos traen un nuevo montaje que, como curiosidad, te diré que desde que se hacen los primeros bocetos hasta que se plasma en la fachada, trascurre un año entero. Los personajes son fruto del buen hacer de algunos maestros falleros.
Año 1985. El montaje de Gulliver, un antes y un después en Cortylandia
Lo cierto es que durante estas 35 ediciones de Cortylandia, ha habido montajes más bonitos y que se han quedados grabados en nuestra memoria y otros, que han pasado sin pena ni gloria. El primer Cortylandia era muy austero (si lo comparamos con los montajes actuales) consistía en una estación de tren en la que había una locomotora en uso del Parque de Atracciones. Tras esa primera edición vinieron otras, la de 1980 inspirada en cuentos populares, la del 1981 recreaba un gran Belén, la de 1982 se llenaba de Papá Noeles y la de 1984 se convertía en una selva.
En el año 1985 hubo un antes y un después, la fachada de este centro comercial acogía a la figura gigante de Gulliver y a partir de entonces el montaje fue creciendo hasta llegar a acoger montajes relacionados con la historia bíblica ( el Arca de Noé en 1987), con películas infantiles de la factoría Disney ( Aladino, 1993) con episodios históricos (Descubrimiento de América, 1990 y Troya, 1996), con civilizaciones antiguas (Egipto, 1988), con clásicos de la literatura española (El Quijote, 1989), y hasta con largometrajes arrasa taquillas como El Señor de los Anillos en 2001.
Aunque me haya ido haciendo mayor, conservo mi espíritu navideño y acudo todos los años a Cortylandia, soy un enamorado de la navidad ¡qué le voy a hacer!.
Cortylandia 2014, Pingüinos
En lo que respecta al espectáculo de este año, he de decir que es uno de los que más me ha gustado últimamente. Hacía tiempo que no se distinguía bien quién de las figuras era la que hablaba, este año los protagonistas del montaje son unas figuras bien navideñas, unos pingüinos que vestidos de un modo bien elegante, forman una orquesta.
Ya sabéis, si todavía no habéis ido hasta el Corte Inglés de Preciados a ver Cortylandia tenéis hasta el día 7 de enero para hacerlo. No hay una navidad completa si no vais y cantáis la famosa canción.
Os recuerdo el horario:
Mañanas: 12, 13 y 14 horas; Tardes: 18:30, 19:30 y 21 horas.
Sábados, domingos y festivos:
Mañanas: 12:30, 13:30 y 14:30 horas; Tardes: 17, 18, 19, 20, 21 horas
Sin más, se despiden atentamente
y 
