El incendio del Alcázar de Madrid en la Nochebuena de 1734
Daban las doce y cuarto de la Nochebuena de 1734 cuando en el obrador del entonces pintor de cámara Jean Ranc en el Real Álcazar de Madrid, se desataba un devastador incendio que duraría varios días. Poco a poco el fuego fue propagándose por las estancias del inmueble, dejándole reducido a escombros.
Con este incendio la fortaleza medieval, que había sido fruto de reformas con los diferentes monarcas que lo habían habitado desde la dinastía Trastamara, se convertía tan solo en un recuerdo y en una»excusa» para levantar el actual Palacio Real.

Mucho se ha dicho sobre que a Felipe V no le gustaba el Alcázar madrileño porque era un caserón viejo, oscuro y triste, pero lo cierto es que se habían llevado a cabo reformas en su interior que lo alejaban de tal descripción. José Manuel Barbeito en su monografía sobre el Alcázar Real, nos ofrece un completo estudio de la evolución del Alcázar y señala:
«si era cierta la antigüedad de su origen, también lo era el continuo cuidado desplegado en su renovación y mejora, que había corrido por mano de los más dotados artista de la corte. Los aposentos de los reyes, dispuestos a lo largo de la fachada de mediodía, resultaban amplios, luminosos y estaban ricamente decorados con muebles y objetos de valor, entre los que destacaban las magníficas colecciones de pintura y escultura reunidas por la monarquía»

Lo que sí es cierto es que Felipe V no se sentía cómodo en el Alcázar, ya sea bien porque en él se encontraba rodeado de consejeros, ministros, nobles y oficiales, o bien porque echaba de menos los jardines y parques en los que se había criado en los Palacios de Fontainebleau o Versalles.

Dicho esto -me parecía importante aclararlo- volvamos al relato que nos ocupa, el incendio del Alcázar Real. Aquella noche, no hubo que lamentar pérdidas humanas ya que Felipe V y toda la familia real, que habían llegado a Madrid de vuelta de El Escorial y de la Granja hacía dos semanas, se encontraban en el Palacio del Buen Retiro. En el Alcázar, y a modo de centinelas para evitar robos, abusos y altercados, tan solo permanecería la guardia real.

Convertido por Felipe II, al trasladar éste la sede de la corte de Toledo a Madrid, en su principal residencia, en su interior se conservaban piezas enviadas desde América, piezas en plata, mobiliario, frescos, esculturas o pinturas de artistas de la talla de Rubens, El Bosco, Tiziano, Tintoretto, Velázquez o Durero, entre otros.
Unas 537 obras de arte perecieron en aquel incendio devastador, pero por fortuna, otras muchas se salvaron gracias a la rápida intervención de los frailes del cercano Convento de San Gil.

Sabemos, gracias al último de los inventarios realizados en 1666, que se salvaron 1192 obras de arte y 44 lotes de esculturas y mobiliario (para una información más detallada recomiendo la lectura de este artículo de Investigart) y que estas se almacenaron en lugares cercanos a Palacio como el Convento de San Gil, la Armería de Palacio, las Casas Arzobispales o la Casa del Marqués de Bedmar, entre otros lugares.

Desde luego que aquella noche, en la que según cuentan las crónicas se tardó mucho en actuar, debió sorprender mucho ver cómo se lanzaban los lienzos, arcones de plata labrada, cofres con dinero, esculturas y mobiliario desde las ventanas del Alcázar.
Se actuó cómo se pudo y se salvó un gran legado artístico conformado por joyas, como la perla ‘La Peregrina’ y el joyel ‘El Estanque’, reliquias, pinturas, ornamentos religiosos, alhajas, arcones y numerosos enseres que decoraban las estancias regias.

-Los lienzos que se salvaron del incendio del Real Alcázar
Muchos de los lienzos que se salvaron del pavoroso incendio, pueden contemplarse hoy en día en una de las mejores pinacotecas del Mundo, el Museo Nacional del Prado.

En sus salas puede verse parte de la denominada Colección Real de la cual proceden lienzos que decoraban las estancias del Alcázar como ‘Las Meninas’, los lienzos de Villa Médicis, de Veláquez, ‘La Gioconda’ de atribuido al taller de Leonardo da Vinci, el San Cristóbal y el Martirio de San Felipe, de Ribera, el retrato ecuestre de Carlos V en Mühlberg, de Tiziano, Mercurio y Argos, de Velázquez, Sísifo de Tiziano, el Retrato de Isabel de Portugal de Tiziano, o ‘El Nacimiento de la Virgen’ de Pantoja de la Cruz, entre otros.
Además de estos lienzos conserva el Museo del Prado, dos obras en soportes pétreos como son el Ecce Homo en pizarra y la Dolorosa en mármol, ambos de Tiziano, que se encontraban en el aposento del Alcázar de Madrid cuando se produjo el incendio. Ambos presentan una pequeña abrasión en la pintura que los especialistas atribuyen al mencionado incendio.

Asimismo en la Real Academia de las Bellas Artes de San Fernando podemos admirar los vaciados de las esculturas clásicas ‘Hércules y Flora’ que Velázquez realizó en Italia y que se lograron salvar del incendio de la Nochebuena de 1734.

-Las obras de arte que se perdieron en el incendio del Real Alcázar
En cuanto a las obras que perecieron, cifradas en torno a las 500, podemos destacar lienzos como ‘La expulsión de los Moriscos‘ de Velázquez, obra que le valió en 1627 el ascenso a ujier de cámara, las Furias ‘Ixión y Tántalo’, de Tiziano, ‘San Cristóbal’, atribuido al Bosco o el ‘retrato ecuestre de Felipe IV’ de Rubens, entre otros.

Velázquez había realizado una serie de 4 escenas de temática mitológica para el espacio más importante del Alcázar, el Salón de los Espejos. Estas cuatro escenas, que bebían de Las Metamorfósis de Ovidio, se representaba a Apolo, Adonis y Venus, Psique y Cupido y Mercurio y Argos.
Por desgracia, el incendio se llevó consigo tres de estos lienzos, salvándose unicamente el de Mercurio y Argos que puede verse en el Museo Nacional del Prado y que hemos mencionado anteriormente.

Velázquez en su viaje a Roma en 1650 encargó al escultor Matteo Bonuccelli la realización de 12 leones en bronce dorado para las mesas de piedras duras que se encontraban en el Salón de los Espejos. De esos 12 leones, se lograron salvar 11 conservándose entre el Museo Nacional del Prado y Palacio Real.

Conviene matizar que los monjes de San Gil intentaron salvar el relicario de la capilla, pero no fueron capaces de abrir la rejería quedando sepultado entre las cenizas. Aunque acudieron con presteza y se centraron en salvar las pinturas que estaban embutidas en los muros del Salón Grande, tan solo pudieron salvar las que se encontraban en la parte más baja ya que no disponían de escalera.

El día 28 de diciembre de 1734, seguían activos algunos focos, pero ya estaba todo bajo control por lo que se comenzaron los trabajos de desescombrado. Lo cierto es que el incendio había devastado la mayor parte del palacio pero algunas estancias del ala oriental como el Cuarto de la Reina, la torre sudeste, donde se encontraba el aposento del príncipe de Asturias, y siete balcones, se salvaron.

En aquel momento se decidió que demoler estos restos y construir un palacio de nueva planta era lo más adecuado, así que el 5 de abril de 1738 se colocaba la primera piedra del que sería el nuevo Palacio Real.

–Bibliografía y artículos recomendados:
- ‘El Alcázar de Madrid’, José Manuel Barbeito
- ‘El inventario del Alcázar de Madrid de 1666: Felipe IV y su colección artística’, Gloria Martínez Leiva
- Investigart: El Incendio del Alcázar de Madrid en la Nochebuena de 1734
- Arte de Madrid: ‘Flora y Hércules’ https://artedemadrid.wordpress.com/2010/10/25/flora-y-hercules/
-
Cipripedia.com. ‘El retrato de Felipe III y Velázquez. El contexto como valor añadido’
- Museo Imaginado: http://www.museoimaginado.com/alcazar.htm
- El Alcázar de Madrid y el incendio de 1734: https://historia-urbana-madrid.blogspot.com.es/2016/04/el-alcazar-de-madrid-y-el-incendio-de-1734.html
- https://bloghistoriadelarte.com/2014/10/06/el-alcazar-de-madrid-ii-de-castillo-a-palacio-the-castle-of-madrid-ii-from-castle-to-palace/
